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¿Cómo elegir el tema de tu prédica?

¿Has sufrido el desánimo de disparar tu arma de sermones una y otra vez, solo para que nada caiga? ¿Ninguna vida cambió? ¿No hay almas ganadas? Como el cazador, un predicador debe aprender que disparar su arma no es suficiente. Debe aprender a apuntar la cosa. El tema del sermón te obliga a apuntar.

No puedes predicar un buen sermón a menos que tengas algo sólido e inamovible a lo que apuntar. Un sermón con muchos buenos pensamientos, pero sin un tema central, vaga un rato hacia el norte, luego gira un poco hacia el oeste, ¡y finalmente termina yendo hacia el sur! Cuánto más simple, y cuánto más satisfactorio, subir al púlpito sabiendo exactamente hacia dónde se dirige. Un tema hace que su sermón sea más fácil de predicar.

Pero sin duda, lo más importante es de quién estás hablando… Sin embargo, claro, la estructura es necesaria, y con la temática del sermón, el predicador tiene que saber a dónde va. Y cuando comparte su tema con la congregación, les resulta mucho más fácil saber hacia dónde se dirige y seguirlo.

Cada predicador debería tener derecho a su propia forma de armar su prédica. La personalidad no debe ser reprimida por reglas retóricas. La forma en que comparte su tema con su congregación no es una excepción. Algunas sugerencias y opciones, sin embargo, pueden ser útiles.

Finalmente, nunca debemos olvidar que, en cierto sentido, todo sermón debe tener su centro claro: Cristo. Al elegir su tema, siempre pregunte: “¿Cómo este tema, cómo este sermón, eleva a Jesucristo?” Con demasiada frecuencia damos a nuestra gente algo en lo que creer, cuando anhelan a Alguien a quien amar.

El mejor consejo que te puedo dar hoy es no subestimar los tiempos de silencio, de ayuno y de pláticas extensas con Dios mismo. Él siempre será el mejor punto de partida para elegir el tema de alguna prédica.

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