No sé si a algunos les pasó, pero cuando yo escuchaba de “devocionales”, sinceramente tardé un poco en comprenderlo, por ello, les invito a que juntos aprendamos en unos sencillos pasos.
Un devocional es dedicar un tiempo a escudriñar la palabra de Dios, mismo que te llevará a conocer más y más no sólo la personalidad de Dios, sino que también al meditar en ella, comenzarás a descubrir a profundidad las promesas, misterios maravillosos, y también, obligaciones, responsabilidades y derechos que tenemos como hijos de Dios. Para ello necesitarás disciplina, pero te aseguro que se convertirá en un deleite para tu alma.
Un devocional te renueva la mente, hace crecer tu fe, tu carácter se moldea, tu espíritu se fortalece, te afirma en la Palabra y te enamora más de Jesús.
1.- Establece una hora fija para hacer tu devocional e intenta respetar ese horario. Procura no hacerlo en tu tiempo libre, porque seguro difícilmente encontrarás ese tiempo. Pon tu corazón a tus encuentros con Dios.
2.- Ahora, elige un libro de la Biblia y comienza tu devocional en él desde el principio hasta el final. Te recomiendo que no abras tu Biblia al azar cada día, porque seguramente pasarás por alto aspectos importantes del contexto. En este caso, si es importante que lleves una línea en tu devocional. Es como leer literalmente un libro. No comienzas por la parte de en medio, sino que comienzas de principio a fin.
3.- Elige un lugar donde no tengas interrupciones. Has de ese lugar tu espacio íntimo con Dios. Esto te ayudará a no distraerte y evitarás perder el tiempo para hacer tu devocional.
4.- Ten a la mano las cosas que necesites: Tu Biblia, cuaderno, lápiz, colores o plumas, banderitas de colores para resaltar textos, etc. Dale un sello especial a tu devocional. ¡No olvides nada! así podrás seguir concentrado en tu comunión con Dios.
5.- Ora. Una vez que hayas elegido un libro de las Escrituras, por ejemplo Mateo, lo primero que debes hacer es orar para pedirle al Espíritu Santo que te ayude a escucharle y abra tu entendimiento, ten un corazón dispuesto para que puedas ver cuál es su voluntad en este hermoso tiempo que tendrás con Él. Que tu oración sea corta. Pídele que alinee tu corazón con el de Dios. Recuerda que no es un tiempo de oración e intercesión por otras personas, sino que es un tiempo de preparación.
6.- Lee y marca. Comienza con el primer capítulo, léelo con un marcador, color o lápiz en la mano, marcando todo lo que te llame la atención, es decir, puede ser alguna frase o palabra que quizá no comprendas o que te resulte interesante, alguna actitud en especial de algún personaje, alguna relación o decisión que haya sido motivo de causa-efecto (si haces esto… sucederá aquello…), contrastes que puedas identificar, etc.
7.- Medita. Te darás cuenta de que hay algunas cosas que ya has marcado en tu Biblia, concéntrate en esas porciones y pregúntale a Dios qué es lo que Él quiere decirte. Elige la que más te llame la atención. Toma un tiempo para meditar en esa porción.
- La meditación de acuerdo a la Biblia es llenar tu mente de los pensamientos de Dios a través de su palabra.
- El verbo «meditar» significa: «Aplicar con profunda atención el pensamiento a la consideración de una cosa» (RAE).
- Repasa varias veces el pasaje que llamó tu atención y analiza si hay algo en lo que te identifiques. Tal vez puedes convertir ese pasaje en una oración. Tomate tu tiempo, no trates de apresurar las cosas, recuerda que Dios desea hablarte.
8.- Escríbelo. Toma esa porción de la Palabra que acabas de leer, y con ella vas a llenar la hoja que tienes para anotar; de ese pasaje, pon en claro los puntos importantes de tu lectura.
9.- Termina con oración. Termina tu devocional con una oración, pero ten en cuenta que tenga que ver con lo que acabas de meditar. Asegúrate de orar lo que Dios te acaba de decir en su palabra y entonces sabrás que tu oración será contestada.
10.- Memoriza. Seguramente, en tu tiempo devocional encontrarás algún versículo que vas a querer memorizar, si ese es el caso, escríbelo en un pedacito de papel o pos-it y ponlo donde lo puedas ver, o llévalo contigo también, seguramente tendrás algún momento en especial en que necesites leer y reconfortarte con ese versículo.
2 Pedro 1:5-8 Vosotros también, poniendo toda diligencia por esto mismo, añadid a vuestra fe virtud; a la virtud, conocimiento; al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, paciencia; a la paciencia, piedad; a la piedad, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor. Porque si estas cosas están en vosotros, y abundan, no os dejarán estar ociosos ni sin fruto en cuanto al conocimiento de nuestro Señor Jesucristo.