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Eric Liddell: Deportista escocés que honró al Señor en los Juegos Olimpicos, Paris 1924

Eric Liddell, deportista escocés que honró al Señor en los Juegos Olimpicos, Paris 1924.

En 1902, en Tientsin, China, los misioneros escoceses James y Mary Liddell tuvieron un hijo y le llamaron Eric. A la edad de cuatro años, el padre leyó en el periódico cómo el escocés Wyndham Halswelle había obtenido un segundo lugar en la carrera de cuatrocientos metros en los jugos olímpicos, el primer escocés en ganar una medalla olímpica en una pista.

Eric y su hermano mayor, fueron llevados a una escuela de internos para hijos de misioneros en Inglaterra, y luego regresaron a China. En el colegio, ambos jóvenes se distinguieron en el rugby, cricket y carreras de pista. Eric estableció un récord de diez segundos, en cien metros planos.

Posteriormente en la Universidad de Edimburgo, continuó distinguiéndose en las carreras. Rápidamente se destacó como el velocista más rápido de Escocia y convirtiéndose en héroe nacional.

En la universidad, su hermano mayor junto con otros estudiantes cristianos evangelizaban a través de Escocia. Eric fue invitado a hablar en una de sus reuniones en 1923. La siguiente mañana todos los periódicos en Escocia publicaron la noticia que Eric Liddell había predicado en un servicio evangélico. La experiencia conmovió el alma de joven. En los dos años siguientes le habló a miles a través de las Islas Británicas.

Los olímpicos iban a celebrarse en París en 1924, y las esperanzas de Inglaterra estaban puestas en el joven como el campeón nacional velocista.

La primera eliminatoria para los cien metros era en un domingo. Eric tenía la convicción de que nunca debía correr en domingo y se rehusó a hacerlo. La prensa británica lo atacó duramente diciendo: “Es un traidor a los deportes de Escocia”.

Eric Liddell, había trabajado en su preparación a lo largo de todo el año, tenía convicciones muy fuertes, las que sostenía por sobre sus posibilidades de fama o éxito deportivo. Para Eric el domingo era el día que estaba consagrado al Señor.

Esperó con expectativas pero tranquilo por la final de los 400 metros. Nadie esperaba que ganara, no alguien que prefería  predicar un domingo antes que entrenar. Sin embargo, clasificó para los cuatrocientos metros, pero estaba muy lejos de ser uno de los favoritos.

Las finales se llevaron a cabo el viernes 11 de julio de 1924. Cuando se preparaba para ir al estadio, el masajista del equipo le pasó un pequeño pedazo de papel doblado que decía: “Ese que me honra a mí, yo lo honraré”1 de Samuel 2:30.

Consiguió la medalla dorada batiendo un nuevo récord mundial de 47,6″. Fue el primer escocés en ganar esta medalla olímpica en la pista.

En la década de los 80´s, en honor a su carrera atlética, se filmó la película llamada “Carros de Fuego”.

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