Meditando en estos días de distanciamiento social, y que por cierto en mi ciudad ya vamos a más de tres meses en casa, recordé el día de Pentecostés en donde nuestro Señor Jesús les hizo una promesa a sus discípulos de enviarles al Precioso Espíritu Santo para fortalecerlos, guiarlos, consolarlos, empoderarlos , y alentarlos a seguir adelante, para extender el Reino de Dios hasta los confines de la tierra.
Promesa que quedó plasmada en Hechos 2:1-4 en donde el Espíritu Santo bautizo a cada uno de los discípulos de Jesús . Promesa que impactó aún tambien a todos los que estaban alrededor.
” Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos unánimes juntos. Y de repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados; y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos. Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen”
Hablando en tiempo actual, ahora estamos en la espera del regreso de nuestro amado redentor Jesús , como lo dijo en Su palabra Juan 14:18 ” No los dejaré huérfanos; vendré a ustedes” , pero mientras tanto Jesús nos hizo la promesa de enviarnos al Precioso Espíritu Santo que es Dios.
¿Ahora, te imaginas como será el momento en el que termine el confinamiento y volvamos a nuestras iglesias? Sin duda será nuestra fiesta de Pentecostés en donde afirmaremos lo que dice Isaías 61:
“El Espíritu del Señor estará sobre mí, porque me ha ungido para traer buenas nuevas a los afligidos; me ha enviado para vendar a los quebrantados de corazón, para proclamar libertad a los cautivos y liberación a los prisioneros; para proclamar el año favorable del Señor, para consolar a todos los que lloran, me ha enviado a darles corona en vez de cenizas, aceite de alegría en vez de luto, fiesta en vez de espíritu angustiado, entonces seré llamada roble de justicia plantío del Señor para mostrar Su Gloria”
¡ Empecemos a celebrar desde hoy !