¿Te encuentras en medio de una tormenta?

Hay momentos en la vida en que nos encontramos con situaciones que ponen a prueba nuestra confianza en Dios, y aunque en su Palabra Él nos promete la victoria, pues en Cristo somos más que vencedores, la verdad es que esa victoria puede venir muchas veces de la forma que menos esperamos. Posiblemente en este momento estés pasando por circunstancias donde estás siendo profundamente sacudido o sacudida, y, seguramente en tus fuerzas, has hecho todo lo humanamente posible para salir de todas esas tormentas, pero lo único que has conseguido es sentirte aún más agobiado o agobiada y con agotamiento mental y espiritual; esto me lleva a recordar a Elías, y ese momento donde intenta huir de Jezabel.

Entonces envió Jezabel a Elías un mensajero, diciendo: Así me hagan los dioses, y aun me añadan, si mañana a estas horas yo no he puesto tu persona como la de uno de ellos. Viendo, pues, el peligro, se levantó y se fue para salvar su vida, y vino a Beerseba, que está en Judá, y dejó allí a su criado.1 Reyes 19:2-3

Más que las advertencias amenazadoras de Jezabel, Elías permitió que el temor lo dominara, al grado de pensar que no valía nada y llevarlo a tener pensamientos de muerte.

Y él se fue por el desierto un día de camino, y vino y se sentó debajo de un enebro; y deseando morirse, dijo: Basta ya, oh Jehová, quítame la vida, pues no soy yo mejor que mis padres. 1 Reyes 19:4

¿Hasta dónde permitimos que las palabras de otros o del mismo diablo nos lleven al límite del temor y del desánimo como sucedió con Elías? Es claro que él se deprimió. Si tú te encuentras en este mismo estado anímico, ¡no te avergüences!, a un profeta de Dios como Elías le pasó. Pero Dios no nos deja solos, Él tiene mensajeros que nos animan alimentándonos con la Palabra, y esos mensajeros pueden ser tus pastores, líderes o amigos en Cristo. Definitivamente ¡No podemos hacerlo solos!

Y echándose debajo del enebro, se quedó dormido; y he aquí luego un ángel le tocó, y le dijo: Levántate, come. 1 Reyes 19:5

En esta parte de la historia, vemos como una y otra vez Elías tuvo que ser alimentado y animado por el ángel:

Se levantó, pues, y comió y bebió; y fortalecido con aquella comida caminó cuarenta días y cuarenta noches hasta Horeb, el monte de Dios. 1 Reyes 19:8

Las veces que sean necesarias, ¡pero busca ayuda!, medita en la Palabra de Dios hasta que seas fortalecido en el Señor, y puedas levantarte, porque es ahí, en su presencia, en sus promesas, pero en quietud, donde podrás escuchar su voz, donde podrás encontrar la instrucción adecuada para poder salir de tu cueva e ir y conquistar tus circunstancias, cualquiera que esta sea no importa lo difícil que parezca.

Y allí se metió en una cueva, donde pasó la noche. Y vino a él palabra de Jehová, el cual le dijo: ¿Qué haces aquí, Elías? El respondió: He sentido un vivo celo por Jehová Dios de los ejércitos; porque los hijos de Israel han dejado tu pacto, han derribado tus altares, y han matado a espada a tus profetas; y sólo yo he quedado, y me buscan para quitarme la vida. Él le dijo: Sal fuera, y ponte en el monte delante de Jehová. Y he aquí Jehová que pasaba, y un grande y poderoso viento que rompía los montes, y quebraba las peñas delante de Jehová; pero Jehová no estaba en el viento. Y tras el viento un terremoto; pero Jehová no estaba en el terremoto. Y tras el terremoto un fuego; pero Jehová no estaba en el fuego. Y tras el fuego un silbo apacible y delicado. 1 Reyes 19:9-12.

Dios es más grande y poderoso que cualquier problema o desafío que estés enfrentando hoy. Así como a Elías, Dios tampoco a ti te dejará. Te ánimo y no te des por vencido, no te des por vencida, busca un espacio para encontrarte con Dios, no te sueltes del Señor, pues tú tienes un destino y un propósito eterno que cumplir diseñado aún antes de nacer.

Dios te bendiga.