DestacadosInspiraciónMinisterio nadia mayo 30, 2016
Ser más productivo no significa simplemente lograr más, significa también disfrutar más.
Yo conozco tus obras, y tu arduo trabajo y paciencia; y que no puedes soportar a los malos, y has probado a los que se dicen ser apóstoles, y no lo son, y los has hallado mentirosos; y has sufrido, y has tenido paciencia, y has trabajado arduamente por amor de mi nombre, y no has desmayado. Pero tengo contra ti, que has dejado tu primer amor. Apocalipsis 2:2-4
De nada sirve que alcances los objetivos de tu ministerio, que trabajes diligentemente en la obra del Señor, si al final del día sientes estrés, cansancio o en el peor de los casos, molestia, porque entonces, de nada habrá servido todo el trabajo realizado, ¿o sí?
Actividad no es lo mismo que productividad.
Por un lado, cuando vemos a una persona que se esfuerza o “sufre” mucho en una actividad, de inmediato se piensa que es una buena persona, trabajadora y muy enfocada. Y, por otro lado, cuando vemos a una persona que no sufre de estrés, que está tranquila y feliz pensamos que es floja, que no le interesa el trabajo o no está comprometida.
Entender que en un servicio lo que se debe buscar realmente es la productividad y no la actividad, es básico, porque entonces esto nos permitirá alcanzar de manera eficaz los objetivos de la iglesia o ministerio más rápido, además de aprender a disfrutar del proceso sin acumular estrés innecesario.
En seguida veremos en 8 pasos cómo lograr ser un servidor productivo.
Si nos ponemos a analizar todo lo que tenemos que hacer para llevar a cabo alguna actividad dentro de la iglesia, lo único que lograremos con esto es sentir estrés y confusión, incluso frustración. ¿Te ha sucedido?
Si en lugar de pensar en todo el procedimiento, mejor nos enfocamos en qué es lo que queremos lograr y cómo nos sentiremos cuando hayamos alcanzado el objetivo, entonces haremos todo lo necesario rápidamente y sin darnos cuenta estaremos disfrutando del logro.
Cuando creas que tienes menos tiempo para descansar, entonces es el momento de tomarte un descanso. Se ha comprobado que la productividad aumenta significativamente si tomas descansos de entre 15 y 20 minutos cada 2 horas de trabajo.
Hacer esto ¡es muy importante! pues se despejará tu mente, estará libre de estrés y te permitirá enfocarte mejor y, por ende, ser más productivo. ¡Relajate y disfruta! Es una bendición que podamos servir al Señor.
Muchas veces nos encontramos haciendo muchas actividades a la vez que no nos acercan significativamente a nuestro objetivo. Si queremos ser más productivos entonces ¡no cargues con todo el trabajo! pide apoyo. Siempre hay una o dos actividades que podemos hacer con alguien más, esto nos ayudará a dar un gran paso hacia nuestro objetivo.
Dedica la primera hora de tu día con tu cuerpo, con tu mente, con tu alma y espíritu a pasar tiempo con el Señor y entregarle todo lo que harás. ¡Te lo aseguro! Esto hará la diferencia en tu día. Lo peor que puedes hacer al despertar es revisar tu correo electrónico o las redes sociales.
Si tus indicaciones van y vienen más de 4 veces es mejor que tomes el teléfono y llegues a un acuerdo en una conversación telefónica de dos minutos. La próxima vez que envíes un correo electrónico recuerda ser específico con el objetivo del mismo y en dar indicaciones específicas sobre qué debe hacer cada uno de los servidores.
Si realizas tareas repetitivas, con un enfoque, por así decirlo “rutinario”, designa tiempos específicos para ello, así evitarás que alguna otra operación te distraiga cuando deberías estar enfocado. Eso te permitirá concluir la actividad con éxito y por ende, esto te llevará a lograr resultados positivos para ti mismo y la iglesia y/o ministerio en general.
Solemos enfocarnos en lo que requiere nuestra atención inmediata, pero el hecho de que sea urgente no significa que sea importante.
Las tareas urgentes son aquellas que exigen una atención inmediata y son las que ponen a prueba la capacidad de respuesta momentánea.
Las tareas importantes son las que nos llevan a cumplir el objetivo final. Pueden ser a corto o largo plazo y ponen a prueba la capacidad de respuesta futura frente a los obstáculos que se van presentando.
Lo ideal sería llevar un equilibrio a la hora de realizar las actividades importantes y urgentes.
Saber desenfocarse es tan importante como saber enfocarse. De nada sirve que nos sepamos enfocar en una tarea si cuando terminemos de hacerla no podremos continuar con la siguiente.
Si estamos sirviendo, debemos enfocarnos en el servicio, si estamos en casa, entonces enfoquémonos en la familia. Si queremos ser más productivos entonces debemos dejar de pensar en otras cosas mientras realizamos una tarea o actividad importante.
Ahora, toma acción de lo que has leído y aplícalo; y recuerda, que cumplir con ser un buen servidor para Cristo requiere de más intimidad con el Espíritu Santo y menos intimidad con el mundo.
Ninguno que milita se enreda en los negocios de la vida, a fin de agradar a aquel que lo tomó por soldado. 2 Timoteo 2:4
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