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Y Dios dijo: ¡Dale con todo!

Muy estimados y queridos Tecnoiglesiólogos, es para mi un gusto y un gran honor tener esta oportunidad de escribirles a través de esta enorme plataforma. Agradezco a los directores y amigos Pedro Abiú y Alejandra (y a todo el staff) su amable invitación, así que, cualquier reclamo o queja favor de dirigirse a su departamento directamente. (¡Si ya saben cómo soy y cómo escribo, para que me invitan! ¡Jajajaja!). Así que, adelante…

En esta ocasión, quiero animarles a todos los involucrados en el ministerio de alabanza (llámense líderes, pastores, directores, músicos, cantantes, vocalistas, coristas, danzores, bailarines, banderistos [¿así se dirá? Referente a banderas], panderistas… Y claro, a todos los del área de audio y multimedia) a cambiar la manera de ver nuestros ministerios o área de servicio, basándome en el Libro de los Salmos capitulo 66 versos 1 y 2 dónde encontramos varias declaraciones que nos ayudarán, leemos lo siguiente:

«Aclamad a Dios con alegría, toda la tierra. Cantad la gloria de su nombre; Poned gloria en su alabanza.» Salmos 66:1-2

Aquí tres cosas importantes:

Primero: ¡A Dios se le aclama con alegría!

Servir a Dios en cualquier ministerio (y más en la alabanza) debe ser motivo de gozo y de gran alegría, por lo que debe hacerse siempre así. Y me refiero a ese tipo de alegría que se nota y que se ve (a la que es lógica y natural, no a la religiosa). Alguien que sirve con alegría sonríe, está de buenas, accesible, entusiasmado, emocionado y apasionado por lo que hace. 

Lamentablemente muchos en el ministerio de alabanza no disfrutan lo que hacen porque se la pasan preocupados, (nivel sufrimiento) por la lista, por los acordes, por las partituras o cifrados, por las armonías… (y la verdad es porque no ensayaron o no ensamblaron como deberían hacerlo prevíamente) y otros porque están metidos en sus cosas (y me refiero a sus emociones y pensamientos):

Que llegó el Bryan y no me saludo…

Que Patylu me corto y me dejó por otro…

Antes de llegar a la iglesia me avente un “round” con mi mamá (o con mi esposo / esposa) y no estoy de buen humor…

Me caen re gordos los del audio…

Y así.

Antes de subir a ministrar sacrifica tu carne y consagra tu mente para que estas no sean un obstáculo para que lo hagas con alegría.

Segundo: ¡Cantad la gloria de Su Nombre!

Lo que hacemos, en cualquier área de servicio es para Su Gloria y para Su Nombre. No y nunca para exaltar nuestro nombre, nuestra gloria, fama o reconocimiento. ¡Toda la gloria es y será siempre para Él!

«No a nosotros, oh Señor, no a nosotros sino a tu nombre le corresponde toda la gloria, por tu amor inagotable y tu fidelidad.» Salmos 115:1 NTV

Te pregunto, ¿de qué tamaño es el nombre de tu Dios? Si es chico, tu servicio y todo lo que hagas para él será así, chico; pero si tu Dios es grande, enorme y glorioso!!! Así también todo lo que hagas para Él. No olvidemos que estamos sirviendo al que tiene el nombre más grande y glorioso sobre cielos y tierra.

«Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre.» Filipenses 2:9-11

A partir de ahora tu servicio, tu toque y tu canto no pueden ser igual que siempre, tienen que ir a más y a mejor, porque !glorioso es Su Nombre! Y…

Tercero: ¡Poned gloria en su alabanza!

Y aquí comienzo de atrás hacia adelante, dice al final de esta frase: su alabanza. Es decir que no es nuestra, ni de la iglesia, ni del pastor, ¡es suya! Cuando mantenemos este enfoque, automáticamente cambiaremos muchas cosas, como nuestras actitudes y costumbres, es decir:

comenzaremos a realmente ensayar durante los ensayos y no a perder el tiempo tan valioso para todos.

…comenzaremos a llegar a tiempo a todas las horas citadas para ensayos y reuniones.

…comenzaremos a esforzarnos más en nuestros ensayos personales, en los ensambles y en presentaciones en vivo.

…comenzaremos a respetarnos unos a otros cómo equipo, cómo ministerio y a valorar los dones y talentos de los demás.

…comenzaremos a respetar y a valorar a nuestras autoridades.

Simplemente porque estamos involucrados en ¡Su Alabanza!

Y la frase completa dice: ¡poned gloria en su alabanza!. Poned gloria. Es decir, haz las cosas a nivel, cómo deben ser las cosas para nuestro Dios, ¡gloriosas! No menos, no diferentes, glo – rio – sas. La palabra glorioso significa: “que merece o le pertenece gloria, fama y honor” 

“El ministerio de alabanza está para darle fama a Dios, por esta razón debemos hacer las cosas con pasión, con todo nuestro esfuerzo, grandes y lo mejor posible, Él no merece menos que esto”

Ni Dios, ni nuestras congregaciones se merecen que hagamos las cosas mal, con una actitud incorrecta o con falta de interés o profesionalismo. ¡Cambiemos! Hagamos las cosas cómo deben ser. ¡Estemos a la altura!

¡Dale con todo!

Tito Trigueros

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