- Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados.
- Amaos los unos a los otros. En esto conocerán que sois mis discípulos.
- Traten a los demás como les gustaría que los demás los trataran a ustedes.
- Conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.
- Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios.
- Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios.
- Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque esto es la ley y los profetas.
- Al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios.
- El que no está conmigo está en contra mía.
- Muchos son los llamados y pocos los escogidos.
- El que se enaltece sera humillado, y el que se humilla sera enaltecido.
- De qué le sirve al hombre ganar el mundo si pierde su alma.
- El que esté libre de culpa que tire la primera piedra.
- No he venido a llamar a justos, sino a pecadores, al arrepentimiento.
- Este pueblo de labios me honra; pero su corazón está lejos de mí.
- El mal no es lo que entra en la boca del hombre, sino lo que sale de ella.
- No juzguéis a los demás si no queréis ser juzgados. Porque con el mismo juicio que juzgareis habéis de ser juzgados, y con la misma medida que midiereis, seréis medidos vosotros.
- Por sus frutos los conoceréis.
- Porque viendo no ven, y oyendo no oyen, ni entienden.
- Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal se desvaneciere, ¿con qué será salada? No sirve más para nada, sino para ser echada fuera y hollada por los hombres.
- Vengan en pos de mí, y los haré pescadores de hombres.
- Así que yo les digo: pidan, y se les dará; busquen, y encontrarán; llamen, y se les abrirá la puerta. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, encuentra; y al que llama, se le abrirá.
- Por lo tanto, no se angustien por el mañana, el cual tendrá sus propios afanes. Cada día tiene ya sus problemas.
- Porque donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.
- Hay más dicha en dar que en recibir.
- Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen.
- En verdad te digo, que hoy estarás conmigo en el paraíso.
- Yo soy el camino, la verdad y la vida.
- Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con todo tu ser y con toda tu mente. Éste es el primero y el más importante de los mandamientos. El segundo se parece a éste: Ama a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos dependen toda la ley y los profetas.
- Yo soy la resurrección El que cree en mí, aunque muera, vivirá.
- Yo soy el que Soy.
Cuanta riqueza encontramos para nuestra alma, cuerpo y espíritu en la biblia que es la palabra de Dios, Señor Jesucristo a Ti sea toda la Gloria y Honra por los siglos de los siglos, Amen! Ven, Ven, Ven!