Un holandés llamado Johan Huibers soñó que una parte de su país se inundaría (así como lo comento Al Gore en el documental La Verdad Incómoda), entonces decidió arremangarse la camisa y crear su propia Arca de Noé.
Pese a que no hay cómo corroborar el tamaño exacto de la gigantesca embarcación bíblica, eruditos de la época sostuvieron que medía cerca de 300 codos de largo, por 50 de ancho y 30 de alto, lo que equivaldría a unos 140×23×14 metros, y fue construida en tres años (pese a que aún le falta un poco para ser terminada) con una inversión cercana a los US$1,6 millones.
Pese a todo, Huibers no cree que su nave llegara a ser capaz de sortear una crecida de las aguas que viniera a eliminar la humanidad, sino más bien la concibe como una atracción turística y también planea navegarla por el Támesis para la inauguración de los próximos Juegos Olímpicos de Londres 2012.
Por si las dudas yo ya le llame y le pedí una suite aunque sea junto a los hipopótamos.