Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo, le haré ayuda idónea para él. Génesis 2:18
Dios supo que el hombre no podía estar solo, entonces le envía ayuda idónea. Dios nos creó para tener relaciones personales y cercanas con otras personas: La familia, los amigos, la pareja, etc.
Adán debía cuidar de los animales. Luego de que Dios creara toda clase de bestias y aves. Sin embargo, Adán sintió una profunda necesidad de una relación personal, más íntima. De no ser así, Dios no hubiera creado a Eva.
“Y puso Adán nombre a toda bestia y ave de los cielos y a todo ganado del campo; mas para Adán no se halló ayuda idónea para él”.
Buscando en el diccionario la palabra “ayuda” encontré la siguiente definición: Colaboración desinteresada.
Idóneo: Que es adecuado o conveniente.
Y esta es la voluntad suprema de Dios, que todos tengamos una ayuda desinteresada y por ende, lo que es adecuado para cada uno de nosotros. Así como Él nos ama, de forma desinteresada, de la misma manera desea que nosotros amemos. Buscando dentro de ello, su perfecta voluntad. Génesis 2:19-25.
El matrimonio y la familia son regalos muy especiales de Dios, pero así como son una bendición, tenemos la responsabilidad de cuidar lo que Dios nos dio. Eva fue para Adán, un milagro que Dios le concedió, con el hecho de hacerlo caer en un profundo sueño, y sacar de sus costillas a su mujer, vemos no sólo el amor manifestado de Dios hacia el hombre, sino también su gracia y su poder.
Adán forma una familia con Eva, donde pudieron experimentar gozo, paz y amor, de manera que no tenían la necesidad de ocultar nada. Una familia es feliz, cuando sus miembros se dan el uno por el otro con amor, de manera sacrificial y voluntariamente. Así como Cristo lo hizo por la iglesia. Efesios 5:25
“Dijo entonces Adán: Esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne; ésta será llamada Varona, porque del varón fue tomada”.