Cuando descubrí la dimension de la música empecé a distinguir algunas características de varias canciones que me gustaban cuando las escuchaba en la radio, CD o TV.
Y expresaba: “¡Wow, que gran sonido tiene!” , “¿Cómo logran sonar así?”
Por lo tanto comencé a interesarme en la producción musical, y la ingeniería en audio descubriendo que detrás de cada canción existe un equipo de ingenieros: el de grabación, el de la mezcla y masterización complementando así una gran labor.
A los doce años de edad, no sabia que era mezclar, aún me costaba pronunciar bien la palabra: inalámbrico.
Años después entendí que el tema de mezclar audio va más allá de simplemente tener una empatía con la música o conocer los controles básicos de una consola de audio. El tema de la mezcla en la iglesia requiere tiempo, dedicación y estar dispuesto para aprender.
Quiero definir conceptos básicos que siempre utilizo en los ensayos y reuniones en mi iglesia.
Mezclar es combinar una serie de sonidos de manera que suenen coherente en conjunto mediante el balance del timbre, espacial y del espectro sonoro. Usare de ejemplo a Bob Ross un excelente pintor (famoso ahora por sus memes) en el proceso de creación de una pintura: Bob en sus videos tiene una idea de lo que quieres crear y sabe qué herramientas tienes. No utiliza sólo un color, sino una variedad de ellos (no necesariamente todos) y hace el uso de diferentes técnicas cuando es necesario. Si uno quiere proyectar profundidad, espacio, dinamismo para transmitir claramente el mensaje de la letra en la alabanza y adoración. Se debe poder diferenciar cada elemento (instrumentos y voces) por separado mientras se aprecia la obra en conjunto.
En el caso del audio tenemos timbres, amplitud, frecuencias, rango dinámico y tiempo. Para controlarlos o manejarlos tenemos a nuestra disposición herramientas como la ecualización, compresión, paneo, automatización y efectos.
Así como en cualquier arte, en la mezcla podremos distinguir estilos entre ingenieros. Cada quien crea su estilo basado en su experiencia. Sin embargo, muchas veces sentimos la tentación de comenzar a mover faders de arriba para abajo o de recurrir a “fórmulas infalibles” con miles de efectos, compuertas, compresiones, limitadores y trucos secretos. No me malinterpreten, los efectos y periféricos son herramientas que, si las combinamos con un buen criterio y entrenamiento auditivo, nos ayudarán a lograr nuestra meta, que la congregación disfrute la alabanza y adoración para poder recibir ese toque de Dios.
Hay que tener muy claro que se pueden lograr grandes cosas incluso con el equipo más básico si tenemos un grupo de alabanza ensayado y un buen oído. Antes de empezar a modificar parámetros hay que sentarnos a escuchar y establecer objetivos. Una canción de rock super agresiva va a requerir un enfoque diferente que una balada.
Ahora esto es muy cierto y real que no existe una regla ni un método específico para mezclar. Si existiera una sería algo como “experiméntalo tú mismo”. Se trata de un proceso donde los elementos principales serán tu oído y tu creatividad. No tengas miedo de cometer errores y experimentar (de todos modos de eso se trata el desarrollo creativo), tampoco abuses y acepta las criticas y consejos de gente con experiencia, amigos, integrantes de la alabanza y pastores.
Conforme pongas tus habilidades en la práctica irás dando forma a tu propio estilo. No olvidemos que nuestro criterio y oído son herramientas más fuertes que cualquier software o hardware de audio.
Escucha música de varios géneros, estilos, épocas y grupos musicales, no solamente Hillsong Young and free, Bethel, Jesus Culture, Capital Kings, Etc; Pero más que escucharla, debes de apreciarla y como logran conectar al público con la presencia de Dios utilizando la expresión vocal y corporal en la alabanza y adoración.
Danos un consejo que nos pueda servir sobre la mezcla de audio. Recuerda que darle like y compartir es gratis.