La presencia de Dios, trae bendición permanente, tal y como sucedió en la vida y familia de Obed-Edom: “Y el arca de Dios estuvo con la familia de Obed-Edom, en su casa, tres meses; y bendijo el Señor la casa de Obed-Edom y todo lo que tenía”.1Crónicas 13:14.
El Arca representaba en aquel entonces la presencia de Dios y su protección. Tener el arca, era tener a Dios mismo en su propia casa. Cuando tu traes la presencia de Dios a tu casa, sucederá que nada te faltará, las bendiciones te seguirán a ti, a toda tu familia y hasta tu a descendencia. 1a Crónicas 27:4-8.
Es maravilloso que muchos contemos con un lugar cada domingo donde podemos disfrutar de esa presencia sin que nada nos lo impida. Tener el privilegio de ir y poderle adorar, bendecir y glorificar su nombre. Sumergirnos en sus ríos de agua de vida, olvidándonos del tiempo y los problemas. Alimentarnos de su palabra, también es estar en su presencia.
Pero a caso ¿debemos conformarnos con solo un día a la semana, cuando sabemos que cada día tenemos la libertad de poder venir y presentarnos delante de él en nuestro lugar secreto? ¿Deleitarnos en su presencia, anhelarle, desearle, y tener comunión con el Espíritu Santo y echar mano de todas las bendiciones que como hijos tenemos al tener ese acceso directo al trono de Dios?
El desea que le busquemos día y noche, todos los días de nuestras vidas. Él desea bendecirnos y prosperarnos, a cambio de que le amemos con todo nuestro corazón, le sirvamos y seamos obedientes a su palabra. ¿Pues acaso no dice en las Escrituras, que él nos anhela celosamente?.Santiago 4:5
Podrán levantarse fuertes tormentas sobre tu vida, más el siempre estará para tomarte de la mano, sostenerte y levantarte. Y sabrás que a pesar de las pruebas difíciles, la bendición y protección de Dios nunca te faltarán; pues sabemos en nuestro corazón que tenemos la garantía que todo aquellos pasará, y lo mejor siempre vendrá; porque tener a Dios, es tenerlo ¡todo!