A veces creemos que el recibir una unción o una nueva unción, ya nos hace perfectos, y no, para que permanezca y de fruto, se debe cuidar con celo, tanto como cuidamos la Presencia de Dios y nuestra relación misma con él.
El único perfecto, sin duda y lo dice la Biblia, es Dios.
La transformación en tu vida, en tu mente y tu alma sólo la da el Espíritu Santo que mora en ti, y para que Él more en ti, debes haber reconocido a Cristo primeramente, como tu único Señor y Salvador; y después, continuar con una vida integra, en santidad, alimentándote de Su Palabra para que seas instruido y dirigido a toda verdad, tomado de la mano de nuestro Señor Jesucristo, pero sobre todo manteniendo tu comunión íntima con Él diariamente.
Vivir una vida en Cristo es un constante crecimiento espiritual, porque sino de otra manera quedaríamos como secos por dentro, pues bien dice la Palabra de Dios lo siguiente: …y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad. Por lo cual, desechando la mentira, hablad verdad cada uno con su prójimo; porque somos miembros los unos de los otros. Efesios 4:23-25
La unción es el poder mismo de Dios actuando en nosotros a través del Espíritu Santo, así que nada tenemos o logramos por medio de nuestros talentos o inteligencia humana, si algo bueno hay en cada uno de nosotros, es únicamente a causa de Él.