Martin Luther King fue un pastor estadounidense de la iglesia bautista que desarrolló una labor crucial en Estados Unidos al frente del Movimiento por los derechos civiles para los afroamericanos y que, además, participó como activista en numerosas protestas contra la Guerra de Vietnam y la pobreza en general.
En 1964 fue condecorado con el Premio Nobel de la Paz por su lucha para terminar con el apartheid estadounidense y la discriminación racial.
Se le concedió el título póstumo la Medalla Presidencial de la Libertad por Jimmy Carter en 1977 y la Medalla de oro del congreso de los Estados Unidos en 2004. Desde 1986, el Día de Martin Luther King Jr. es día festivo en los Estados Unidos.
Luther King situó a la Biblia en el corazón de su mensaje, considerando que la humanidad había estado desde hacía mucho tiempo “en la montaña de la violencia” y que debía ir hacia “la tierra prometida de justicia y de fraternidad”.
Esta voluntad divina y este mensaje de amor transmitido por el Evangelio implicaba, según él, una voluntad inquebrantable frente a la adversidad, “un espíritu fuerte y un corazón tierno”,como enseñó directamente Jesús a sus discípulos.
El amor no era, entonces, para Luther King solamente un fin, sino también un medio de llegar a la paz y la justicia mundial; así, refuta el concepto del amor como algo débil que algunos filósofos acuñaron.
Martin Luther King, fue un hombre de fe que superó la prisión para luchar por un sueño:
“Tengo un sueño: que un día todo valle será alzado y toda colina y montaña será bajada, los lugares escarpados se harán llanos y los lugares tortuosos se enderezarán y la gloria del Señor se mostrará y toda carne juntamente la verá”.