Greg Marsh creó una aplicación llamada KeyMe, que toma una foto de las llaves, hace un patrón de las mismas y lo guarda en el smartphone.
Después el usuario debe ir a un kiosko donde podrá imprimir un duplicado.
“Mi esposa solía quedarse afuera de la casa muchas veces, y tenía que llamar a un cerrajero que le cobraba muy caro, así que decidí arreglar eso. Creé Key- Me hace año y medio”, dijo a Excélsior Marsh.
Hay tres formas de duplicar la llave: ya sea acudiendo a uno de los cinco kioskos amarillos que tienen repartidos en esta ciudad, ordenarla por correo, en cuyo caso tarda de tres a cuatro días en llegar, o mostrar las fotos de la llave a cualquier cerrajero, quien será capaz de duplicarlas con verlas.
La tecnología que utiliza KeyMe no es poca cosa. El software, desarrollado por Marsh, “lee cada detalle de la llave, desde los picos hasta los golpes que recibe día a día y que la van deformando”, explicó.
En el kiosko, la animación de un cerrajero guía al usuario por el proceso.
Si lo que quieres es recuperar tu llave perdida, pasas la imagen guardada en tu dispositivo por un lector QR y la máquina está lista para, después de pagar con una tarjeta de crédito, comenzar a duplicarla y entregártela como un dulce en una máquina dispensadora.
“Nos interesa mucho la seguridad, en ningún momento pedimos la dirección, eso no nos importa, además las fotos de la llave se guardan encriptadas”, dijo Marsh, de 28 años. Los datos de las llaves son guardados en los servicios web de Amazon, conocidos por su seguridad.
Y si te estás preguntando qué pasa adentro del kiosko, pues un sistema robotizado se encarga de elaborar las copias de las llaves, y según su creador son mucho más exactas que las elaboradas a mano.
Los planes para KeyMe no se limitan a la ciudad de Nueva York, en los próximos meses se instalarán kioskos en otras ciudades y en un año la compañía planea expandirse a Canadá y México.
Fuente: DI
