DestacadosInspiraciónMinisterio nadia mayo 12, 2016
Y a cualquiera que te obligue a llevar carga por una milla, ve con él dos. Mateo 5:41 (RVR1960).
Cumplir sin deleite alguna tarea extra, desempeñada fuera de lo que usualmente nos corresponde, tarde o temprano se convertirá en una verdadera molestia evidente, y por ende, nos causará frustración y descontento.
En mi caminar con Cristo, he aprendido lo importante que es servir dentro de la iglesia, pues esto me ha enseñado en la práctica cómo es que debe funcionar el cuerpo de Cristo.
Como hijos de Dios, servir debe ser algo que nos haga sentir agrado, pero esto no se logra de la noche a la mañana, todo requiere de un corazón dispuesto y disciplina, pero sobre todo, de una relación íntima con Dios.
Dios nos forma en el servicio
Cuando comencé a congregarme, uno de mis primeros servicios que me tocó realizar dentro de la iglesia fue lavar baños, después acomodar sillas, más tarde me llamaron como edecán, y así hasta colocar los acetatos para las letras de las canciones, (quién sabe de lo que hablo, lo entenderá) y por último, en el coro del pequeño grupo de alabanza de la iglesia donde nací en el Señor. Ahora que lo pienso, creo que he hecho casi de todo. Pero es que éramos tan poquitos, que más bien, casi todos, hacíamos casi de todo. Esto de manera muy sutil, fue moldeando mi corazón y también fue formando mi carácter; y agradezco tanto al Señor por esa oportunidad, Él sin duda siempre sabe lo que hace y cómo lo hace.
Dios, a través de todas estas experiencias me enseñó a valorar lo que era llegar a un lugar cómodo y con todo listo para poder disfrutar del servicio en la iglesia. Al principio, lo que fue sólo por compromiso terminó convirtiéndose en una real satisfacción. Me gustaba llegar temprano, y ser de las primeras, ni siquiera lo pensaba, era algo que estaba dispuesta a hacer y además lo comenzaba a disfrutar. Ese es el efecto que causa tu Primer Amor.
Dando testimonio
Con el paso del tiempo mi servicio fue madurando, así como también lo fui haciendo yo, descubrí que de no haber sido gracias a la formación que tuve con mis líderes en las distintas áreas donde Dios me ha llevado a servir, mi desempeño laboral y mi relación con mis compañeros de trabajo en el mundo secular hubiera sido mediocre y muy distinto a lo que es ahora, inclusive, esto, aunque no lo crean, la relación con la familia también resulta beneficiada. Pues aprendes a tener la misma actitud de amor y servicio para con ellos y ellos lo notan y ven que hay algo distinto en ti que se llama Jesús.
Cuando me piden algo que no me corresponde, o que tengo que apoyar en una actividad que no es la mía y que justo sucede cuando más prisa tengo, el Espíritu Santo, como buen consejero y amigo no me deja, y siempre trae esta palabra a mi memoria:
y todo lo que hagas, hazlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres.
Colosenses 3:23.
De inmediato mi actitud cambia y la actividad resulta menos pesada de lo que podría esperarse. El resultado: un desempeño óptimo, un jefe gratamente sorprendido y unos líderes satisfechos.
Haciendo la diferencia
Si no lo has notado, hay una gran diferencia entre los hijos de Dios y las personas del mundo, y esto es una realidad, pero no es por nosotros, sino por el Espíritu Santo que mora en nosotros. Es hermoso ver el resultado de nuestra transformación cuando hemos sido obedientes y hemos mantenido esa intimidad con el Espíritu Santo que tanto necesitamos para hacer la diferencia. Dar más de lo que se te pide, te traerá una satisfacción única y el gozo del Señor será una característica de tu personalidad.
Ir esa milla extra con tus líderes de la iglesia, colaboradores del ministerio, compañeros del trabajo, escuela etc., te bendecirá profundamente, pues Dios se agrada con eso, y además él te recompensará, yo lo he visto y vivido muy de cerca. Cuando se me ha pedido llegar a una hora pero decido llegar antes, o me solicitan apoyar en alguna área y decido ir más allá de lo que me han requerido, he visto la gloria de Dios sobre mi vida como recompensa y sueños cumplidos, por muy pequeños que éstos sean, sólo Dios y yo sabemos el gran significado que tienen para mí.
Por ejemplo, en el trabajo o en la escuela, una persona sin Cristo, pídele algo que va más allá de sus responsabilidades o actividades cotidianas, y de inmediato rezongará o se negará a hacerlo, y si lo hace, lo hará a medias o de mala gana. Pero una persona que ha sido formada en el servicio y en el amor del Señor, si le pides que haga una milla, él hará dos, y aunque quizá haya cansancio o no, su actitud será dócil y servicial.
Definición de Servicial: adjetivo
1.-[persona] Que sirve con atención y diligencia.
2.-[persona] Que siempre está dispuesto a hacer favores, ayudar y satisfacer a los demás.
Menguar para que el Señor crezca
Un verdadero hijo de Dios va menguando para que el Señor crezca dentro de él, entonces es ahí cuando la actitud de nuestro corazón cambia y vemos como nuestro amor por la causa del Señor va en aumento.
Los que se preparan para competir en un deporte, dejan de hacer todo lo que pueda perjudicarlos. ¡Y lo hacen para ganarse un premio que no dura mucho! Nosotros, en cambio, lo hacemos para recibir un premio que dura para siempre. Yo me esfuerzo por recibirlo. Así que no lucho sin un propósito. Al contrario, vivo con mucha disciplina y trato de dominarme a mí mismo. Pues si anuncio a otros la buena noticia, no quiero que al final Dios me descalifique a mí.
1 Corintios 9:25-27 (TLA).
Aún queda mucho camino por recorrer y mucho que pulir, sin embargo, estamos en el camino correcto los que deseamos dar más allá de lo que se nos pide, sabiendo que traerá un beneficio eterno no sólo para nosotros mismos, sino para nuestra iglesia, ministerio y nuestro entorno.
Hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo. Efesios 4:13 (RVR1960)
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Amor en el servicio Diligencia La segunda milla Servicio a Dios Una milla más
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