Su entrega por nosotros fue más allá de lo imaginable pues dio la vida por lo que amaba, nosotros. La vida de Jesús aquí en la tierra se caracterizó por la fidelidad y entrega hacia Dios y la misión que le dio: Mi comida es hacer la voluntad de mi Padre.
Lo que agradó plenamente a Dios, su sacrificio, su entrega total y su obediencia.
Amor que vence al dolor y la muerte.
Nosotros como seres humanos no podemos hacer nada contra la muerte. Pero hay alguien que es superior a la muerte y la venció.
Los que mataron y crucificaron a Jesús creyeron que habían vencido al hijo de Dios. Hasta los amigos de Jesús pensaban que ya no había nada que hacer, pero que equivocados estaban.
Jesús había anunciado sobre su muerte y su resurrección tres veces. (Mateo 16-21; Mateo 17,22-23; Mateo 20, 18-19). Jesús si murió, y la tierra se obscureció durante tres días. Pero al tercer día, algo sucedió, algo que nadie creía posible. Jesús se levanto, salió del sepulcro, venció a la muerte porque su amor fue mucho más fuerte.
Algo que me causa conflicto es que la gente cuando piensa en Jesús, lo siguen viendo en la cruz, muerto. ¡¡El fue crucificado como un cordero, pero resucitó como un león!!
¡El resucitó! ¡Cristo no esta muerto, El esta vivo! Y abrió una brecha en la historia de la humanidad. Abrió nuevamente el camino al padre, nos dio vida eterna y paz para con Dios.
Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida. Romanos 5, 10.
Porque como por la desobediencia de un hombre los muchos fueron constituidos pecadores, así por la obediencia de uno (Jesús) los muchos serán constituidos justos. Romanos 5, 19
En Jesús puedes comprender que solo el amor es capaz de transformar el dolor, la enfermedad y el sufrimiento en una ofrenda amorosa que trae salvación, paz, sanidad y bien a nosotros y al mundo entero.