¿Te cuesta trabajo obedecer o sujetarte a tus autoridades? No siempre resulta fácil respetar cierto grado de autoridad, pero recordemos que es una de las cosas que como cristianos debemos hacer por mucho que no lo entendamos.
¿Porque es difícil? Uno de los factores es la arrogancia o el orgullo; también porque no todos somos perfectos, así como las personas que ejercen la autoridad.
Sin embargo, la figura de la autoridad que merece obediencia ante todo, sin duda es Dios, y obedecerlo a él y sus mandamientos, nos enseñará sin dificultad a sujetarnos y obedecer a nuestras autoridades terrenales; como nuestros padres, maestros, jefes y por supuesto nuestros pastores o líderes de la iglesia. Y aún, cuando muchas veces no estemos de acuerdo, si pensamos que al hacerlo, lo hacemos como para Dios, lo haremos con corazón sencillo y sin molestia. Romanos 13:1-2
1a Pedro 2:13 Por causa del Señor, someteos a toda institución humana, ya sea al rey, como a superior.
El término obediencia proviene del Lat. ob audire = el que escucha.
Así que antes de rezongar, escuchemos lo que tienen que decirnos. Obedecer implica, en diverso grado, la subordinación de la voluntad a una autoridad, el acatamiento de una instrucción, el cumplimiento de una demanda o la abstención de algo que prohíbe. Reconociendo que tenemos que ser dirigidos, siempre y cuando esa autoridad no nos lleve a hacer cosas fuera del orden de Dios.
Si bien es cierto, la Palabra de Dios nos enseña a honrar a nuestros superiores, y es algo que definitivamente debemos hacer, sin embargo también la misma Palabra de Dios nos dice lo siguiente:
1a Pedro 2:16 como libres, pero no como los que tienen libertad como pretexto para hacer lo malo, sino como siervos de Dios.
Es decir, que al reconocer autoridad, no debemos sentirnos como esclavos, porque Jesús nos ha hecho libres y nuestra condición ante Dios no cambia, simplemente es tener un corazón humilde ante la gente, dar testimonio de quienes somos para que entonces el Padre se glorifique en nuestras vidas y seamos bendecidos por él. Deuteronomio 28:1-2
Las Sagradas Escrituras nos enseña que obedecer a Dios también es un acto de amor Juan 14:21
En conclusión, siempre será mejor obedecer, pues recordemos lo que pasó con Adan y Eva, que a causa de su rebeldía fueron desechados de la presencia de Dios.