¡Nazaret! exclamó Natanael. ¿Acaso puede salir algo bueno de Nazaret? (es lo que expresó cuando le dijeron que Jesús provenía de ahí). Juan 1:46
Esto mismo sucede con nuestras vidas, si algo bueno hay en nosotros, es a causa de Su presencia. Cuando tienes a Cristo gobernando tu corazón y al Espíritu Santo morando en ti, cosas buenas comienzan a salir de ahí. Porque ya no vives tú, sino que ahora Cristo vive en ti.
Cuántas veces nos hemos preguntado, Señor, ¿realmente valgo la pena para tí o acaso, puedes ver algo bueno en mi?
Aquí viene un verdadero hijo de Israel, un hombre totalmente íntegro. – ¿Cómo es que me conoces? le preguntó Natanael. Pude verte debajo de la higuera antes de que Felipe te encontrara, contestó Jesús. Juan 1:47-48
Tal vez muchas cosas pudieran hacerte pensar que para otros eres “como una sombra”, pero en este pasaje, que a mi en lo personal toca mi corazón de una forma especial, vemos como para Jesús no sólo no pasas desapercibido, sino que además conoce muy bien tu corazón y eso es lo más importante. Para él lo que sientes, sueñas, piensas o anhelas, no le es oculto, él conoce hasta lo más profundo de ti, conoce muy bien tu personalidad, quien eres y de que tienes necesidad. Es más, antes de que esa persona te hablara de Cristo y te compartiera de su amor, dándote a conocer la salvación, él ya te había visto. No has llegado hasta aquí por casualidad o accidente, él te ha llamado primero porque te amó y después, con un propósito especial.
Él nos ha traído hasta él no sólo para redimirnos, sino para que tengamos el enorme privilegio de servirle y anunciar su reino. De tener comunión con él y conocer a través del Espíritu Santo al Hijo y al Padre.
La vida que podemos tener en Cristo, es integral, completa. Nuestra respuesta a ello, debiera ser vivir de manera íntegra con pasión por vivirla para él.
El amor de Dios va más allá de lo que siquiera tú y yo podemos imaginar.