En estos últimos años que he tenido el honor y la gran oportunidad de ministrar en la enseñanza cómo profesor y consejero en el área de la alabanza, he notado con preocupación que las últimas generaciones de ministros (en su mayoría adolescentes y jóvenes) están tomando ya cómo un hábito (práctica habitual) tres cosas. Qué más que ayudarles como ellos piensan, están destruyendo sus ministerios y apagando su vida espiritual. Por lo que a continuación los describo para que los tomemos en cuenta para poder cambiar y corregir.
PRIMER HÁBITO: NO LEER SU BÍBLIA.
La mayoría de ministros de alabanza ¡no leen su Biblia! ¡No lo consideran importante! Y solo la leen en las pantallas durante las conferencias o predicas, y es más ¡no tienen Bíblia! (libro) pensando que con bajar y tener la App de la Biblia en sus celulares es suficiente. – Pastor Tito, eso de leer la Biblia déjelo para los que serán pastores y necesitan estudiar teología, pero ¿para nosotros músicos y cantores de alabanza? Olvidando el valor que tiene para nuestras vidas Su Palabra.
Piensalo bien, dependemos totalmente de lo que dice La Biblia, ya que todo lo que creemos y hacemos está en ella. Es de ella que obtenemos la sabiduria para ser salvos: «Desde la niñez, se te han enseñado las sagradas Escrituras, las cuales te han dado la sabiduría para recibir la salvación que viene por confiar en Cristo Jesús.» 2 Timoteo 3:15 NTV, es nuestro alimento: «Jesús, respondiéndole, dijo: Escrito está: No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra de Dios.» Lucas 4:4, es nuestra lámpara: «Lámpara es a mis pies tu palabra, Y lumbrera a mi camino.» Salmos 119:105.
Nuestra Bibia no solo contiene, ella ES LA PALABRA DE DIOS.
«Toda la Escritura es inspirada por Dios y es útil para enseñarnos lo que es verdad y para hacernos ver lo que está mal en nuestra vida. Nos corrige cuando estamos equivocados y nos enseña a hacer lo correcto.»
2 Timoteo 3:16 NTV
¡No salgas sin ella! ¡No ministres sin ella!
SEGUNDO HÁBITO: ORAR POCO TIEMPO.
Es en tu tiempo de oración en el que puedes medir cómo es tu relación con Dios. Si tu tiempo de oración se limita a dar gracias por los alimentos y a los dos o cinco minutos previos a subir a ministrar créeme, ¡tienes un problema!
No olvidemos que orar es hablar CON DIOS, no de Dios. ¡Hagámoslo sin cesar!
«Nunca dejen de orar.»
1 Tesalonicenses 5:17 NTV
¿Cómo me vería yo alabando a mi esposa delante de mis alumnos o mi congregación, pero cuando ella ésta conmigo o estoy solo con ella en casa ¡no le hablara!… ¿No seria raro?… Y si, así nos vemos cuando no oramos, raros.
TERCER HÁBITO: NO ADORAR A DIOS.
Parece increíble pero es verdad, muchos están en éste ministerio (de alabanza y adoración) sin ser adoradores. Solo han querido subir porque es el ministerio de moda, porque es cool, porque es el lugar donde pueden ser vistos y escuchados, olvidando las motivaciones correctas que son adorarle y servirle.
«Entonces Jesús le dijo: Vete, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él sólo servirás.»
Mateo 4:10
¡No puedes pretender adorarle sin ser primero un adorador! Si no lo hiciéramos o tratáramos de hacerlo así entraríamos dentro de la categoría de falsos adoradores, y es necesario serlo y hacerlo en espíritu y en verdad. ¡Nunca con mentiras!
No podemos llevar a la iglesia a que adore y alabe a Dios cuando nosotros no le conocemos, cuando no le amamos o cuando no le honramos en todas las áreas de nuestra vida. Si no somos íntegros y tenemos temor para servirle, si no oramos a él, o si no le alabamos con nuestras palabras, conducta y actitud. ¡Así no funciona esto! El ministerio debe girar en torno a Él, no y nunca sobre nosotros. No se trata de nosotros, se TRATA DE ÉL.
«No a nosotros, oh Señor, no a nosotros sino a tu nombre le corresponde toda la gloria, por tu amor inagotable y tu fidelidad.»
Salmos 115:1 NTV
¡Cuidemos nuestro ministerio, guardemos nuestro corazón! ¡Cambiemos!
con amor,
Tito Trigueros