Chris Spielman, jugador estadounidense de fútbol americano, tenía la posición de defensa, lugar donde estaba expuesto a fuertes enfrentamientos cuerpo a cuerpo, y donde también recibió el reconocimiento y apoyo del público por su valentía, pasión y su superioridad al jugar.
Sin embargo, un buen día y antes de comenzar la temporada, anunció que dejaría de jugar un año. El motivo era que había decidido cuidar a su esposa que padecía cáncer. Como el fútbol americano es un deporte con mucho desgaste físico, no tienen muchos partidos y las temporadas duran unos 5 o 6 meses. Por ello la prensa le preguntó si no podía cuidar de ella al mismo tiempo que jugaba. Spielman respondió: ” A mi esposa le diagnosticaron cáncer justo antes de la temporada, noticia que la puso muy triste. Necesita mi consuelo. Tomé su mano le prometí que estaría a su lado durante un año a partir del momento en que comience el tratamiento, y que cuidaría a nuestros hijos. Debo cumplir esa promesa”.
El verdadero amor no duda en cumplir una promesa. El verdadero amor se construye sobre la fe y forma la confianza absoluta. Quienes tienen anclada la esperanza en las promesas de Dios en su corazón, no se tambalean, ni siquiera cuando el sufrimiento o una prueba azota. Se dan cuenta y experimentan la verdad de que esa promesa se cumplirá y esperan, y salen adelante fortaleciéndose en fe.
Cantares 8:7 Las muchas aguas no podrán apagar el amor, ni lo ahogarán los ríos. Si diese el hombre todos los bienes de su casa por este amor, de cierto lo menospreciarían.