Sin duda quien puede sacarnos de cualquier aflicción y de esos momentos de depresión es el Señor, a través del consuelo enviado por medio del Espíritu Santo; sin embargo, en tiempos de dificultad poder contar con la amistad de alguien que te ayude a devolverte la esperanza y hacerte volver los ojos a Dios, es una gran bendición.